Todos poseemos microorganismos en nuestra piel y nuestras manos, que nos ayudan a mantenernos sanos (flora residente). Además de los microorganismos que normalmente están presentes en nuestra piel también vamos recogiendo microorganismos de otras personas, de objetos o del entorno, a través del contacto con ellos (flora contaminante o no colonizante), que suelen ser los causantes de la mayoría de infecciones.
Por lo que la mejor forma de evitar cualquier tipo de propagación de infecciones es lavándose las manos o desinfectarlas.
La OMS recomienda dos formas de descontaminación para las manos, la tradicional con agua y jabón y la higiene a través de la utilización de geles, soluciones, jabones desinfectantes y antisépticos.
Lavado de manos con agua y jabón para una correcta higiene de manos
Cuando las manos están visiblemente sucias o con sangre u otros fluidos corporales, o después de ir al servicio se deben lavar las manos con agua y jabón. También es la mejor opción si hay prueba o un alto indicio de exposición a potenciales microorganismos formadores de esporas.Para ello se utilizan jabones y geles no antisépticos. Son productos capaces de eliminar la suciedad y algunas sustancias orgánicas de las manos. Poseen en general mínima actividad antimicrobiana.
Higiene de manos con agentes desinfectantes
Para ello se frotan las manos con una preparación a base de alcohol como método preferido para la antisepsia de manos en situaciones tales como:- Antes y después de tocar un paciente
- Antes de manipular un dispositivo invasivo para la atención de un paciente ya sea con o sin guantes.
- Después del contacto con fluidos corporales, membranas mucosas, piel lesionada o gasas para heridas.
- Al moverse de una zona corporal contaminada a otra zona del mismo paciente.
- Después del contacto con objetos o superficies inanimadas (incluyendo equipos médicos) en la proximidad de un paciente.
- Después de sacarse los guantes, ya sean esterilizados o no.
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